La saragata

14 FEB

La odisea faulkneriana

Per Núria Pujol Tamarit
La odisea faulkneriana

«Pensaba en cómo las palabras suben derechas

en una fina línea rápida e inofensiva, y de qué modo

terrible los hechos se quedan a ras del suelo».

 

Este es un libro que necesitará de buena parte de vuestra atención. William Faulkner, Premio Nobel de Literatura en 1949, acostumbra a narrar con frases largas, con narraciones fragmentadas y con monólogos interiores, y eso no siempre facilita la lectura. Pero ya sabéis que esos tipos de lecturas tienen premio, cuando se encuentra la llave el viaje es maravilloso, y «Mientras agonizo» es una de las mejores obras para adentrarse en el mundo faulkneriano.

 

En el Canto XI de la «Odisea», Agamenón convertido en sombra en su bajada a los infiernos, relata cómo su esposa Clitemnestra y su amante Egisto le mataron: «Mientras me moría (As I lay dying) con la espada clavada en el pecho». Este es el título que William Faulkner escoge para su obra, traducido al castellano como «Mientras Agonizo».

 

En la obra, es Addie Burden quién yace agonizando y el viaje de los Burden un descenso a los infiernos. En un entorno hosco y hostil, alejados de todo y todos, la familia Burden son un ejemplo de la «miseria escondida en un orgullo sin sentido». A lo largo de casi 60 kilómetros, los Burden cruzan la comarca para cumplir el último deseo de la madre a través de ríos y «tierras opacas, lentas, violentas; que modelan y crean la vida del hombre a su implacable imagen».

 

El viaje no sólo es geográfico, claro, ¿qué viaje lo es? A través de 59 monólogos de 15 narradores distintos nos adentramos en esas vidas miserables que arrastran su apellido efectivamente como una carga, como una fatalidad. Sin un narrador clásico, los monólogos interiores son la manera de acceder a los pensamientos que arman una narración polifónica brillante, dónde la novela se va ensamblando como un engranaje coral. Un descenso a los infiernos que hará las delicias de aquellos que gustan de la literatura que no les ofrece todo hecho. Un viaje literario al espacio propio de Faulkner, a un ámbito mental, íntimo e intransferible.

 

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