ANTONIO GÓMEZ RUFO
La pensión de doña Amelia, situada en el corazón de Madrid, es el rincón donde se refugian los sueños de sus huéspedes: Dolores, la cupletista, que anhela culminar con éxito su debut tardío en el Teatro Alcázar; Evelio, el eterno opositor, persiguiendo una plaza fija que le aleje de las dos mujeres que le requieren de amores; Marcelina, más conocida por su nombre artístico de Violeta, feliz porque ha sido admitida en casa de doña Marta y dejará al fin de trabajar en la calle; la ingenua Amelita, la hija de la dueña de la pensión, suspirando por cada mirada que Evelio mete dentro de su escote; y don Jesús, siempre esclavo de las toses que el tabaco y su dura vida le han regalado. Es 1953 y Madrid es una ciudad en blanco y negro, silenciosa y triste. Y a esa ciudad acaba de llegar el anarquista Ernesto Bacigalupe con un único sueño: matar a Franco. Pero la Historia le tiene reservado otro destino: recuperar a la hija que el exilio forzado le había robado.