El Censor es uno de los grandes portavoces de la Ilustración en nuestro país, a la zaga del modelo impuesto por los diarios morales y satíricos ingleses The Spectator y The Tatler. Los ciento sesenta y siete números del periódico que llegaron a publicarse (antes de que la presión gubernamental influyera de forma decisiva en su cierre, y tras no pocos problemas con la censura) abordan múltiples temas de su tiempo, pero los objetivos primeros de su crítica son los estamentos, los ideólogos y los grupos de poder más reacios a la reforma del país. Los textos, redactados por muy distintas manos, están escritos a modo de ensayos, aunque muchos de ellos, sin duda los más amenos y efectivos, adoptan el molde de cartas de lectores, sueños alegóricos, relatos de viajes o diálogos. La presente antología, cuidadosamente preparada, prologada y anotada por Francisco Uzcanga Meinecke, es la primera edición rigurosa de una obra crucial, demasiado poco frecuentada por los lectores de hoy, sin la que resulta imposible comprend