STEPHEN KOCH
«Parte del fenómeno comunista del siglo XX radica en la historia de una conspiración», escribe el conocido historiador francés François Furet en el prólogo a El fin de la inocencia. Y prosigue más adelante: «Por eso su historia pasa forzosamente también por el papel de los individuos [en la clandestinidad] (...), como si el obligado anonimato de sus existencias pusiera aún más en evidencia el esplendor de su misión. En este sentido, el libro de Stephen Koch es no sólo pertinente, sino apasionante». Y, en el corazón mismo de esa gran conspiración, un personaje misterioso: Willi Münzenberg, un comunista alemán, militante anónimo, que, desde el París de los años treinta, no sólo orquestó la propaganda soviética, escudándose en la lucha antifascista en los mismos años en que Hitler y Stalin planeaban su triste alianza, sino que consiguió atraer a la «causa» la simpatía y adhesión de algunos de los más brillantes intelectuales de Occident