JOAN SALES
Empieza el verano de 1937 y en el frente de Aragón un teniente del ejército republicano, Luis de Brocá, escribe a su hermano largas cartas en las que le habla de su nuevo destino en un pueblo apacible y del reencuentro con su amigo Julio Solerás, un hombre excéntrico y ambiguo, «mitad filósofo cínico, mitad santo de rompe y rasga», que ejerce un fuerte poder de fascinación entre los que le conocen. Al mismo tiempo, en Barcelona, la mujer de Luis, Trini, trata de consolarse de la ausencia de su compañero y de la frialdad de las misivas que le envía carteándose con Solerás, que, a espaldas de su amigo, la colma de atenciones y le hace saber que Luis anda enamoriscado de una mujer del pueblo. Meses después, en el invierno de1937, tras una fuerte desbandada, la división se establece en una zona de frente muerto, lejos de los combates. Solerás ha desaparecido y los oficiales, entre ellos Luis, ante la perspectiva de pasar varios meses bien guarnecidos, deciden enviar a un alférez, el seminarista Cruells, a busc