DOMINIQUE LAPIERRE
6 de abril de 1652. Un puñado de jardineros holandeses desembarca en la punta extrema de África del Sur. Su misión: hacer crecer lechugas para la tripulación de la poderosa Compañía de las Indias Orientales de Ámsterdam, diezmada por el escorbuto. En esta aventura agrícola no existe sombra alguna de ambición de conquista colonial. Pero estos hombres, y los inmigrantes que se unen a ellos, pronto retan a las junglas infestadas de bestias salvajes y de moscas tsé- tsé para adentrarse en el corazón del continente. Van a escribir el primer capítulo de la historia de un país que todavía no existe: África del Sur. Convencidos por su fe calvinista de que Dios les ha elegido para reinar en el mundo, estos primeros colonos van a enfrentarse a las tribus negras, a los buscadores de oro y diamantes, a los regimientos de túnica roja de la reina Victoria. Una saga feroz, tumultuosa, heroica que desembocará tres siglos más tarde en una de las mayores tragedias de la historia: la instauración, por parte de un