¿Ha visto usted un bigote?
«“¡Vámonos al refugio!”, salimos a la escalera, nos tropezamos con el vecino del segundo, un comandante muy nervioso, con bigote a lo Ronald Colman, que iba gritando, mientras se despeñaba hacia el portal: “¡Sin precipitación, sin precipitación!”».
En la escalera de la infancia salmantina de Carmen Martín Gaite apareció uno tipo lápiz. Era recto y fino, muy recortado, pegado a la parte inferior del surco naso labial. ¿Se refiere usted a ese?
«Detrás de la barra estaba el mismo camarero de antes, con los dientes de oro y un bigote». William Burroughs apunta a que era irregular, de pelos negros y grasientos. Quizá un tipo imperial mal cuidado. Su dueño tenía los ojos castaños, muy saltones. ¿Es este?
La última vez que lo vi fue en un bar, pero no recuerdo en qué lado del mostrador se encontraba.
«Por aquel entonces La Jarapa era lugar de reunión de policías y cazadores; un bar centenario lleno de señores españoles amigos de las armas de fuego y, en el centro de la algarabía, sentadas a una mesa con un señor con bigote y delantal, esa pareja de mujeres jóvenes y peculiares tratando de negocios».
Weldon Penderton incluye entre los parroquianos granadinos algún cliente con bigote teñido, generoso, tipo inglés o morsa, que se acerca a la barra a pagar lo de todos. ¿Se refiere a este bigote? ¿No se lo olvidaría usted en la barbería?
«Una esquina más arriba, lo recibió el cachondeo de parroquianos de la barbería del Miquel, el Crencha, sentados en círculo en la puerta del local».
Los personajes de Jesús Moncada confirman que en una barbería de un pueblo de la Franja aragonesa se puede encontrar de todo, menos un bigote.
El barbero «se incorporó a la juerga; dejó a medio remojo las barbas de esparto de Nemesi Veriu, que se había dormido en la butaca y roncaba igual que un bendito con un diario deportivo sobre el regazo, y sacó la cabeza […] por la puerta para meter baza».
¿No se lo dejaría usted en la infancia?
«Me convierto en un niño / dentro de la luna vieja / de la barbería».
La prosa en verso de Josep Checa apunta a mi primera barbería, siendo un niño, acompañado por mi padre. Se accedía desde un callejón, antigua puerta de la Carpintería de la ciudad amurallada, sin ventana y mal iluminada.
Después de bajar del sillón, nos adentrábamos en el bar contiguo, donde actualmente se encuentra la casa de los gigantes y cabezudos de la capital. Yo tomaba un refresco de naranja y mi padre un vaso de vino. Fue ahí donde finalmente encontré los versos de Josep Lluís Badal.
»En aquella copa de vino la vida era real.
»Bajo el bigote Rojo, mi padre sonríe.
»Te echo de menos».
«Aféitame el bigote», dije a mi barbero.
BADAL, Josep Lluís (2017), Les coses que realment han vist aquest ulls inexisistents, Barcelona: Rata.
BURROUGHS, William S. (2016 [1985]), Queer, Barcelona: Anagrama.
CHECA, Josep (2016), La barberia, Barcelona: Témenos.
MARTÍN GAITE, Carmen (2024 [1978]), El cuarto de atrás, Madrid: Cátedra.
MONCADA, Jesús (2024 [1988]), El Cafè de la Granota, Barcelona: Club Editor.
PENDERTON, Weldon (2018), Salvemos La Jarapa, Madrid: niños gratis.