La saragata

14 JUN

Unos libreros paseando por Madrid

Por Joan Roure Arnó
Unos libreros paseando por Madrid

Después de unos años sin poder ir —pandemias y asuntos laborales mediante—, visitas de nuevo la Feria del libro de Madrid, esta vez —la primera— como librero. Las primeras sensaciones nada más llegar son excelentes: olor a libros, escritores que admiras, gente del sector que habla tu mismo lenguaje, etc. Pero no hace falta que pase mucho tiempo para que te des cuenta de la realidad: colas infinitas para conseguir la firma del youtuber o «escritor» comercial de turno —hasta se reparten tiques y se limitan los libros a firmar por persona—; los grandes grupos editoriales situados en la mejor zona del recinto y los escritores con propuestas literarias de calidad que también firman, sí, pero en este caso sin grandes colas ni aglomeraciones. Y cabe decir que, desgraciadamente, esto no deja de ser un reflejo del sector, donde la comercialidad se ha impuesto por goleada a la calidad. No puedes pasar por alto el hecho de echar en falta alguna de las editoriales importantes, de esas que publican poca cantidad de libros, pero con muy buen criterio, y es que hablamos de una feria seguramente muy elitista.

Pero como le quieres sacar el máximo posible a tu visita, piensas en positivo: mira tú, nosotros hemos venido a jugar nuestras cartas. Y eso haces. Te dedicas a hablar con editores, con algunos ya has tenido contacto previo, pero faltaba ponerse cara —y en tiempos de inmersión casi total en los mundos virtuales se hace más necesario que nunca—. Con algunos tienes tiempo de hacer un café y sales con alguna propuesta que te ilusiona y se ponen las bases para actividades y colaboraciones que a partir de ahora trabajaréis para hacerlas posibles; hay otros a quienes conoces aquí, que te muestran con ojos apasionados su catálogo, y tú, como librero, lo agradeces porque tienes la oportunidad de hacer aquello que tanto te gusta: descubrir nuevas lecturas y nuevos autores, y no paras de tomar notas y más notas; de caseta en caseta saludas y hasta tienes tiempo de hablar con escritores que te gustan; están contentos, independientemente de los libros que firmen, tienen asumido que las grandes colas se las llevan otros, pero no pasa nada, tanto ellos como los libreros sabemos a qué se debe.

Son dos días intensos, sales de la feria agotado, pero también satisfecho. Y a pesar de que pronto volverás a obsesionarte con cómo desmontar la inercia de aquellos que, como objetivo, quieren pervertir la literatura transformándola en algo que tiene más que ver con una manera fácil y rápida de hacer dinero, al alejarte ya empiezas a añorar los libros y las sonrisas en los ojos de l'ós compañeros y comienzas a pensar que volverás el año que viene.

 

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