ANDRE MAKINE
Cuando Andrei Makine llegó a Francia desde su Siberia natal escribía ya en francés. Y en esa lengua redactó sus dos primeras novelas, que sólo consiguió publicar, después de que varias editoriales las rechazaran, gracias a un engaño: inventó a un traductor con el nombre, en masculino, de su bisabuela materna, Albertine Lemonnier, quien teóricamente habría traducido del ruso la obra del autor. Tan sólo después de que a duras penas viera la luz su tercer libro en 1994, logró afirmar su calidad de escritor francés. Pero ¡hete aquí que su cuarta novela, El testamento francés, que apareció humildemente en una pequeña editorial, gana en 1995 el Premio Goncourt y de pronto vende más de medio millón de ejemplares!... Precisamente en El testamento francés nos revela Makine, sin proponérselo, parte de estas vicisitudes: ¿cómo podría haber sido de otro modo en una novela como ésta, la más autobiográfica de cuantas ha escrito? Reflexiona sobre