Sobre una pintura de Antoni Garcia Lamolla: L’espectre de les tres gràcies dins l’aura subtil
UNA SINGULARIDAD
Un joyero. Veinte años de azul.
Una pertenencia y un tiempo pueden ir juntos,
crear una singularidad;
ir de la mano como muerte y presagio de muerte,
ir de la mano como vida que se aleja a una realidad indómita
en el horizonte de sucesos.
Ambas pueden erigir una singularidad.
Un joyero. Veinte años.
El tiempo relativiza las formas del amor, se reafirma en
la espacialidad honesta del corazón cósmico.
Esperaba que el drenaje sucesivo y la sangre de otros
pudieran ahuyentar a los lobos.
Se produjo un relato-segundo en el que cupo su último aliento.
Yerma en las manos del hermano, breve pluma ingrávida
de presagios. Alegato a esa fracción imprecisa
entre la vida y la muerte. Convulsión vuelta turquesa.
Una singularidad que enterramos a unos metros de casa.
Un joyero. Tres días antes de irte tú.